Por: Wilmer Duvan Tafur Pinto
Profesional en Ciencias Sociales
Profesional en Ciencias Sociales
La argumentación sobre la religión como un discurso que legitima las formas de opresión en contra de los desposeídos y de la mujer, se fundamenta en el supuesto de que la "verdad" divina no es más que una de entre muchas otras elaboraciones teóricas que el ser humano ha construido, (para soportar el ruinoso edificio de una sociedad injusta para la mayoría de las personas) y como tal, es susceptible de ser analizada bajo las siguientes afirmaciones:
1. El mundo humano es un mundo de sentido.
2. Todo Sentido, por ser humano es susceptible de ser cuestionado y modificado.
3. El sentido ha sido, literalmente, creado por el hombre.
4. Todo sentido responde invariablemente a unos intereses determinados.
1. El mundo humano es un mundo de sentido
El hombre transforma conscientemente su entorno mediante el trabajo, el lenguaje y la imaginación simbólica. Si bien el lenguaje refleja cosas que existen realmente en la naturaleza y la sociedad, el sentido está constituido por todas las significaciones que los grupos sociales y los individuos van agregando a ese significado objetivo de las palabras.
De esta manera las ideas, los conceptos van ganando una dirección determinadas, algunas veces (la mayoría) por la imposición de unos grupos sobre otros, y por la costumbre o tradición, en los demás casos. El sentido se caracteriza entonces por ser artificioso y manipulable. Las creencias y valores, constructos teóricos, pertenecen al ámbito del sentido; son concepciones que la sociedad ha creado y consolidado a la medida de sus deseos e intereses, a veces confiriéndoles un carácter de permanente e incuestionable, como en el caso de la religión. La religión es pues, una red de sentido que ha sido fabricada por el ser humano y a la cual se le ha otorgado un estatus "sagrado", una especie de blindaje que la ha protegido del análisis abierto de la razón.
2. Todo sentido, por ser una elaboración humana, es susceptible de ser cuestionado y modificado
Nada de lo que digamos tiene per se carácter inmutable y rígido. En otras palabras, las ideas y concepciones que tenemos sobre las cosas, están irremediablemente condenadas a mutar y transformarse, porque el conocimiento avanza mediante la critica racional, descartando las ideas erróneas y perfeccionando las incompletas. Por lo tanto no hay teorías, ni valores, ni creencias, que no puedan ser cuestionadas y por ende, modificadas. Por tal razón la visión que de la mujer tienen, para nuestro caso, las religiones, es perfectamente refutable, no es una verdad eterna como quieren hacerlo creer los religiosos u otros sectores retrógrados de la sociedad, amparándose en las escrituras sagradas.
3. El sentido ha sido, literalmente, creado por el hombre
Desde el momento en que se legitima el poder absoluto del hombre sobre la mujer, lo cual parece haber ocurrido en la fase final de la barbarie con el surgimiento de la propiedad privada, del Estado y las clases sociales (Ver en ENGELS, Federico. El Origen de la Familia, la Propiedad Privada y El Estado. México: FCE.), éste se ha empeñado en crear un mundo a su imagen y semejanza. Es por ello que en términos generales la redacción de las leyes, de los relatos míticos y de las teorías religiosas, ha sido elaborada por los hombres que han detentado el poder, en contra del resto de los seres humanos y, en especial, de los más sometidos, las mujeres. Ellos, desde la antigüedad, han monopolizado el ejercicio del poder, han impedido que los otros hombres, los desposeídos y las mujeres, sean protagonistas de primer orden de la vida social, científica y cultural, y finalmente, han construido un mundo a la medida de sus deseos, con el propósito de consolidar sus privilegios y defenderlos.
En tal sentido, lo que llamamos cultura ha sido especialmente un constructo para la exclusión y silenciamiento de otras voces, especialmente, las femeninas. De ahí que las mujeres pocas veces figuren en la historia.
Para el caso particular de la religión es fácil constatar cómo el hombre ha concebido los dioses, ha sentado "verdades", ha dictado normas éticas y ha creado sentencias, que él mismo en persona se ha encargado en difundir y hacer cumplir de modo estricto. Estas leyes "sagradas", proclamadas a través de las "doctas y santas" voces de los jerarcas religiosos, aparecen investidas de un estatus inmortal, no humano, y por tanto, lejos del alcance de la crítica racional.
4. Todos sentido responde invariablemente a unos intereses determinados
Detrás de cada discurso se halla una intención, un propósito, un interés. Resulta fácil entender así que toda la ideología que sustenta la cultura, al ser elaborada, como ya se mencionó, por los hombres más poderosos, (con la participación de algunas mujeres de su misma condición) justifica y valida su posición de dominio sobre todas las cosas y los seres. De la misma manera que enfáticamente Engels afirma que "a los hombres jamás se les ha pasado por las mentes renunciar al placer de la poligamia..."( Ibíd.) se puede pensar que tampoco están dispuestos a renunciar a una posición desde la cual puedan manejar el mundo a sus anchas y poner a trabajar al resto en función de sus intereses, incluida en primer lugar, a la mujer como su sierva predilecta. De esta manera, nuestra cultura es decir, todas las instituciones sociales como la Escuela, la Religión, la Familia, la Justicia, el Estado, justifican, reproducen y perpetúan la superioridad del hombre y la inferioridad de la mujer, así como las demás desigualdades señaladas.
Se puede entonces afirmar que la religión, entendida en su forma más simple como el "conjunto de creencias o dogmas acerca de la divinidad, de sentimientos de veneración y temor hacia ella, de normas morales para la conducta individual y social de prácticas rituales"(Diccionario Enciclopédico QUILLET, Tomo VII, p. 477), es una construcción humana de Sentido elaborada por el hombre para responder a unos intereses determinados: la hegemonía de clase, de sexo y de nación sobre el resto de la humanidad.
O para decirlo en palabras de Eva Figes, "La religión no es sólo un modo de proyectar el hombre la visión del mundo tal como le gustaría que fuese y de expresar sus actitudes con respecto a su relación con los demás...La religión es en sí misma un culto masculino; y,.. está específicamente proyectada para excluir a las mujeres..." (FIGES, Eva. Actitudes Patriarcales: Las Mujeres en la Sociedad. Madrid: Alianza Editorial, 1972. p. 53-54.), y en general, para excluir a todos aquellos indeseables para el poder.
1. El mundo humano es un mundo de sentido.
2. Todo Sentido, por ser humano es susceptible de ser cuestionado y modificado.
3. El sentido ha sido, literalmente, creado por el hombre.
4. Todo sentido responde invariablemente a unos intereses determinados.
1. El mundo humano es un mundo de sentido
El hombre transforma conscientemente su entorno mediante el trabajo, el lenguaje y la imaginación simbólica. Si bien el lenguaje refleja cosas que existen realmente en la naturaleza y la sociedad, el sentido está constituido por todas las significaciones que los grupos sociales y los individuos van agregando a ese significado objetivo de las palabras.
De esta manera las ideas, los conceptos van ganando una dirección determinadas, algunas veces (la mayoría) por la imposición de unos grupos sobre otros, y por la costumbre o tradición, en los demás casos. El sentido se caracteriza entonces por ser artificioso y manipulable. Las creencias y valores, constructos teóricos, pertenecen al ámbito del sentido; son concepciones que la sociedad ha creado y consolidado a la medida de sus deseos e intereses, a veces confiriéndoles un carácter de permanente e incuestionable, como en el caso de la religión. La religión es pues, una red de sentido que ha sido fabricada por el ser humano y a la cual se le ha otorgado un estatus "sagrado", una especie de blindaje que la ha protegido del análisis abierto de la razón.
2. Todo sentido, por ser una elaboración humana, es susceptible de ser cuestionado y modificado
Nada de lo que digamos tiene per se carácter inmutable y rígido. En otras palabras, las ideas y concepciones que tenemos sobre las cosas, están irremediablemente condenadas a mutar y transformarse, porque el conocimiento avanza mediante la critica racional, descartando las ideas erróneas y perfeccionando las incompletas. Por lo tanto no hay teorías, ni valores, ni creencias, que no puedan ser cuestionadas y por ende, modificadas. Por tal razón la visión que de la mujer tienen, para nuestro caso, las religiones, es perfectamente refutable, no es una verdad eterna como quieren hacerlo creer los religiosos u otros sectores retrógrados de la sociedad, amparándose en las escrituras sagradas.
3. El sentido ha sido, literalmente, creado por el hombre
Desde el momento en que se legitima el poder absoluto del hombre sobre la mujer, lo cual parece haber ocurrido en la fase final de la barbarie con el surgimiento de la propiedad privada, del Estado y las clases sociales (Ver en ENGELS, Federico. El Origen de la Familia, la Propiedad Privada y El Estado. México: FCE.), éste se ha empeñado en crear un mundo a su imagen y semejanza. Es por ello que en términos generales la redacción de las leyes, de los relatos míticos y de las teorías religiosas, ha sido elaborada por los hombres que han detentado el poder, en contra del resto de los seres humanos y, en especial, de los más sometidos, las mujeres. Ellos, desde la antigüedad, han monopolizado el ejercicio del poder, han impedido que los otros hombres, los desposeídos y las mujeres, sean protagonistas de primer orden de la vida social, científica y cultural, y finalmente, han construido un mundo a la medida de sus deseos, con el propósito de consolidar sus privilegios y defenderlos.
En tal sentido, lo que llamamos cultura ha sido especialmente un constructo para la exclusión y silenciamiento de otras voces, especialmente, las femeninas. De ahí que las mujeres pocas veces figuren en la historia.
Para el caso particular de la religión es fácil constatar cómo el hombre ha concebido los dioses, ha sentado "verdades", ha dictado normas éticas y ha creado sentencias, que él mismo en persona se ha encargado en difundir y hacer cumplir de modo estricto. Estas leyes "sagradas", proclamadas a través de las "doctas y santas" voces de los jerarcas religiosos, aparecen investidas de un estatus inmortal, no humano, y por tanto, lejos del alcance de la crítica racional.
4. Todos sentido responde invariablemente a unos intereses determinados
Detrás de cada discurso se halla una intención, un propósito, un interés. Resulta fácil entender así que toda la ideología que sustenta la cultura, al ser elaborada, como ya se mencionó, por los hombres más poderosos, (con la participación de algunas mujeres de su misma condición) justifica y valida su posición de dominio sobre todas las cosas y los seres. De la misma manera que enfáticamente Engels afirma que "a los hombres jamás se les ha pasado por las mentes renunciar al placer de la poligamia..."( Ibíd.) se puede pensar que tampoco están dispuestos a renunciar a una posición desde la cual puedan manejar el mundo a sus anchas y poner a trabajar al resto en función de sus intereses, incluida en primer lugar, a la mujer como su sierva predilecta. De esta manera, nuestra cultura es decir, todas las instituciones sociales como la Escuela, la Religión, la Familia, la Justicia, el Estado, justifican, reproducen y perpetúan la superioridad del hombre y la inferioridad de la mujer, así como las demás desigualdades señaladas.
Se puede entonces afirmar que la religión, entendida en su forma más simple como el "conjunto de creencias o dogmas acerca de la divinidad, de sentimientos de veneración y temor hacia ella, de normas morales para la conducta individual y social de prácticas rituales"(Diccionario Enciclopédico QUILLET, Tomo VII, p. 477), es una construcción humana de Sentido elaborada por el hombre para responder a unos intereses determinados: la hegemonía de clase, de sexo y de nación sobre el resto de la humanidad.
O para decirlo en palabras de Eva Figes, "La religión no es sólo un modo de proyectar el hombre la visión del mundo tal como le gustaría que fuese y de expresar sus actitudes con respecto a su relación con los demás...La religión es en sí misma un culto masculino; y,.. está específicamente proyectada para excluir a las mujeres..." (FIGES, Eva. Actitudes Patriarcales: Las Mujeres en la Sociedad. Madrid: Alianza Editorial, 1972. p. 53-54.), y en general, para excluir a todos aquellos indeseables para el poder.
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