jueves, 13 de diciembre de 2007

DANZAGUA*

*Grupo experimental de danza libre de la Universidad del Tolima


¿Somos cuerpo o casa tomada?



El ciudadano común es otro ladrillo en la pared. Su cuerpo y sus movimientos son mecánicos, en ocasiones, incluso, el sentido del cuerpo se reduce a ser un instrumento sin mayores pretensiones, un revoltijo de carne con madera, un objeto alienado por el afuera, por la necesidad de la supervivencia, el progreso, lo virtual, la comodidad, el futuro y, por eso no está alerta a lo que acontece en el momento presente. Así, el cuerpo, es una propiedad más que se compra o se vende y que se puede ensamblar o diseñar siguiendo la industria estética o por lo menos la moda. Lejos de gestar la revolución de los cuerpos, hemos querido aquí observar cómo la saturación de discursos estéticos y el auge de las industrias corporales generan mayor confusión a la hora de construir las identidades corporales.
Ambos aspectos sustentan la idea de que, el único cuerpo legítimo es el cuerpo simulacro de la cultura de masas, el cuerpo enajenado, es decir, el propio cuerpo vuelto ajeno, un cuerpo que responde a los imaginarios sociales impregnados de ideologías colectivas, en una sociedad que todo lo concibe e integra bajo el mecanismo del consumo masivo, lo que implica que mientras el cuerpo sea pensado como mercancía se obtendrá de él, día a día, una plusvalía que invade, incluso, el terreno secreto del yo.

Frente a este despojo tanto moral como físico, ¿qué lenguaje le queda al cuerpo para su propia expresión?

Una de las rutas de experimentación corporal, se cimenta en las artes escénicas y/o danza, las cuales, permiten realizar una descarga emocional que se expresa libremente a través de los movimientos y que otorga sentido y dirección a los mismos, son una forma de contra-poder que permite tener libertad y disposición frente a lo que nos pertenece plena e íntimamente, nuestro cuerpo.

El cuerpo es inteligente. No podemos seguir asumiéndolo como una mercancía, como un objeto indefenso, como fetiche de placer, cuerpo ajeno o espejo de los cuerpos espectáculo, sí, es un territorio mágico con un poder todavía desconocido. Tiene memoria, promueve la emancipación del ser, es una construcción social y es por naturaleza dinámico. Está en constante cambio, comunica y su expresión, entendida como el lenguaje corporal, debe explorarse en los procesos formativos de la vida, no sólo porque cualifica nuestras relaciones, desempeños y acciones en cualquier escenario, sino también, porque constituye una herramienta fundamental a la hora de construir identidad y dignidad.

En ocasiones, las palabras dejan de tener sentido, a veces, ni siquiera corresponden al contexto de los individuos y terminan por convertirse en duras corazas. La comunicación no verbal es una opción inagotable para la libre expresión y para la creación de múltiples sentidos, ficciones o realidades; es el camino de regreso a la comunicación primitiva, a la dimensión corporal y puede ampliar el espectro de imágenes o herramientas comunicativas del individuo.

La desnudez del cuerpo contra la moral dominante gana fuerza cuando se le suman contenidos éticos. La acción comunicativa de los cuerpos multiplicará la conciencia de lucha contra la enajenación masiva de la dimensión corporal, reafirmando la libertad de disponer del propio cuerpo y recuperarlo para la auto-realización.


Adiós a las palabras y a las máscaras, adiós a los finos trajes y a los disfraces. Hoy somos aves de fuego, cuerpos ardientes y combatientes. Que los muertos entierren a los muertos, nosotros somos hijos del viento y del ave fénix de la insurrección. Latinoamericanos en cuerpo y alma. También somos cuerpos líquidos sedientos de placer, adiós a la moral y a la represión carnal, queremos acción, contacto real. Este no es el manifiesto de la rebelión de los cuerpos, solo es otra provocación apasionada… Ya viene el carnaval de los cuerpos… ¿Qué hora es? ¿Ya amaneció? ¿Por qué estamos hablando todavía?...




REFERENCIAS

Revista, El viejo topo. Extra 13, Cuerpo y poder. Editorial ALFAGUARA.

DALLAL, Alberto. La danza moderna. Editorial, Testimonios del fondo. México, 1975

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